miércoles, 27 de mayo de 2015

LLANTO EN PEDIATRÍA

LLANTO EN PEDIATRÍA

Alejando Rísquez
Médico pediatra y epidemiólogo.
risqueza@gmail.com

El llanto es una manifestación de dolor o de inconformidad del niño que debe ser valorada cuidadosamente por los padres para tomar la correcta decisión y llevarlo al pediatra o la emergencia en caso de sospecha de enfermedad severa y o lesión. Los niños lloran con frecuencia y por lo tanto, debemos prestar mucha atención y conocer sus formas y maneras de manea individual, no podemos generalizar, todos los niños son únicos. Es necesario comprender las manifestaciones de nuestros hijos y así tomar las decisiones correctas. 
Un llanto fuera de lo habitual en cuanto a intensidad, fuerza y demanda y sin tener una causa aparente alguna que lo explique requiere toda nuestra atención, y se debe valorar cuidadosamente.
Los llantos pueden ser manifestación de cualquier enfermedad o lesión y se debe indagar sobre que lo acompaña, es decir que otros síntomas o signos clínicos ocurren de manera simultánea. Dolor localizado y fiebre son indicadores de procesos inflamatorios, donde los infecciosos son predominantes, en especial de las otitis media, sinusitis e infecciones del tracto respiratorio superior. Los llantos que se acompañan de vómitos y o convulsiones pueden indicarnos problemas del sistema nervioso central y requieren atención inmediata para descartar patologías graves como las encefalitis y las meningitis. Dolores abdominales, cólicos y trastornos digestivos frecuentes deben ser valorados junto al pediatra y descartar patologías parasitarias y trastornos crónicos.

El llanto más frecuente es el emocional causado por molestias, angustias, miedos y experiencias o eventos de sufrimiento que deben ser abordados integralmente con mucho tacto y delicadeza, la mayoría de los niños muchas veces no pueden expresar verbalmente emociones fuertes como los celos, la envidia, la tristeza y la rabia. Es muy importante que los adultos comprendan que el control adecuado de las emociones tiene un ritmo que avanza con los años y las pautas de formación en casa y la escuela. Estimula la expresión verbal de las emociones para que mejore el control de las mismas y se evacue la emoción negativa de una manera más apropiada y madura.

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